jueves, 1 de abril de 2010

Viernes Santo

Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?

Son casi las tres de la tarde, los crucificados están a punto de desfallecer bajo el encapotado cielo; la gente sigue viendo este espectáculo romano con varia interpretación y mucha sed de sangre. En el Gólgota todo es burla, gritos y pasiones desbordadas.

Comienzan a llegar rumores del suicidio de Judas, alguien dice haberlo visto arrojando monedas al vació, otros hablan de que se fugo con el dinero recibido a una isla del Caribe, alguien que no tiene ni idea de lo que pasa dice que lo invirtió en hipotecas y UDI’s.

A Jesucristo le han gritado aún antes de subirlo a la cruz, le exigen que se desclave, que salve a los crucificados junto con él, y éste, en un gesto que mas bien parece el nacimiento de la ironía le asegura a Dimas que estará con él en el paraíso al morir (o quizá sea el origen del premio a la resignación).

El cielo comenzó a nublarse hace ya tres horas (a la hora sexta, siendo ya la hora nona; el jet lag no permite que me adapte adecuadamente a este horario extraño) mientras comienzan a llegar los avisos de que el templo comenzaba a cuartearse; los contratistas de gobierno se frotan las manos y a salivar como perros de presa, a su vez los funcionarios que años atrás aprobaron la construcción del templo sin los permisos adecuados intentan preparar sus maletas para evadir una sanción de tipo penal.

Se oye nuevamente la voz de Jesucristo rugir llena de desesperación; parece que se ha dado cuenta de que su Padre (Elías me traducen por aquí) ya no va a venir a regañar a los malos que lo crucificaron, ni a reconfortarlo en esta hora donde todo pinta oscuro y presagia tormenta (me pregunto: ¿donde esta el abogado defensor que permitió llegar a estos extremos? la pena de muerte parece justificable pero no al nivel del martirio) vuelven los rumores absurdos de santos ya muertos que salen de sus tumbas y regresan a la santa ciudad (lo que demuestra el nivel de imaginación de este pueblo).

La tierra comienza a temblar y maldigo al agente de viajes que me recomendó venir a Jerusalén en esta época del año; la gente corre y yo me quedo parado bajo la cruz del Nazareno esperando aun con esperanza que baje y se salve; el centurión y los demás guardias que acompañan la cruz están impávidos viendo este espectáculo, juran que esto es obra de Jesús muerto para probar que si era hijo de Dios (es decir; que permitió que lo jodieran solo para mostrar que estaban en un error; eso es orgullo y no insignificancias)

Jesús; según mi poca experiencia en rigor mortis falleció hace algún rato ya, no ha resucitado, ni lo hará según parece; el humano hijo de Dios al que asesinaron los humanos (el barbarismo aquí pudiera ser omitido, pero no quedaría clara la intención) no se salvó de la muerte sin recompensa futura; solo fue muerto en la cruz en un juicio sumario e inconsistente; para 2 milenios después agenciarle nuestra absurda espera de ganarnos el cielo.

Gerardo Esparza