martes, 6 de abril de 2010

Edmé García Espinoza

Ansió tener la espina en los puños;
clavarla en un lugar de tantos posibles
para antes de hacerlo, rasguñar mi propia mano
hasta leer: Flor de luna.

Y como la tinta roja estará delgada,
llegará alguien preocupado a exprimir un limón
para que la herida cicatrice mientras la flor se abre,
infectada si se abre… infectada la flor.

Y en la noche; cuando el árbol apeste la noche,
Alguien mirará la luna como si fuera todo ojos,
nacerán las heridas como si todo fuera amor,
yo sorberé la sangre aguada de mi mano...

…y se que nadie notará la flor; de luna no de limón.