martes, 20 de abril de 2010

La Mochila de Mariana

En una escuela como cualquier otra…

Mariana esta atenta a la maestra y sin darse cuenta comienza a morder a su lápiz.

Ella nos maltrata todo el tiempo: nos muerde, estruja, tachona, rayona… Esta situación debe cambiar, debe tratarnos como sus iguales.
Estamos para ayudar en su aprendizaje, somos herramientas para que ella desarrolle todas sus capacidades. No debería tratarnos mal. No es justo Merecemos trato de iguales. Respeto para todos

Para Mariana todo parece normal. Puso su cuaderno sobre el pupitre y comenzó rayar, borrar y maltratar a sus útiles escolares.

De pronto el cuaderno comienza cambiar de página, la pluma no chorrea tinta y el borrador se ha escondido en el rincón mas oscuro de la mochila que poco a poco comienza a moverse de su lugar.
Los útiles se han puesto en huelga.

Mariana no tiene idea del porque sus útiles se comportan de tan extraña manera.

Los colores dudan que su huelga se solucione pronto, porque Mariana no sabe qué pasa. Piden una reunión urgente.

En la asamblea de útiles escolares se decide dejarle recados a Mariana, para que ella los descifre y pueda dejar de tratarlos mal.

Mariana descubre en su libreta un mensaje: “Las mordidas lastiman” “¿morderías a tus amigas?”
Mariana voltea a todos lados, buscando una respuesta. Descubre a su mochila alejada de su lugar.

Han pasado ya tres días desde que la huelga de brazos caídos comenzó y Mariana comienza a entender. Antes pidió favores a sus compañeros: lápices prestados, hojas blancas, leer de cerca otro libro, pero cuando esto sucede, los útiles escolares de sus compañeros en signo de solidaridad tampoco funcionaban. Ahora sabe que es su responsabilidad.

Hoy Mariana comenzó a tratar bien a sus útiles. No muerde a su lápiz, no raya sin sentido su cuaderno, ni malgasta su borrador. El sacapuntas pide que se levante la huelga.

La junta la preside la pluma azul. El alboroto comienza y existen algunas voces que insisten es seguir la huelga. Otros creen que ya aprendió. Votan para decidir que hacer. La elección es muy cerrada y el lápiz es el último; su voto decide qué harán. Él, que ha sido quien peor la ha pasado, decide levantar a huelga y darle una oportunidad.

Los útiles de la mochila de Mariana están felices de que ahora serán tratados con equidad.
Mariana se sorprende al ver que todo funciona normalmente. Ya no pasa nada extraño. Comienza de nuevo a morder su lápiz, pero repentinamente deja de hacerlo. Se queda cabizbaja y en silencio le susurra al lápiz que no lo volverá a hacer.

Gerardo Esparza