miércoles, 26 de mayo de 2010

¿Se parecen?

DN Densidad nutral (oficina de diseño tapatía) utilza mis ideas, mi trabajo, sin un puto centavo, crèdito, agradecimiento... Ya por lo menos que digan que es un intertexto:
Mi trabajo para ellos (no les gusto y por tanto no hubo remuneración) lo que yo escribi:

"Somos una oficina comprometida a crear productos basados en las necesidades particulares de cada cliente.
Somos artesanos digitales: producimos caminos gráficos que otorguen personalidad y alto impacto a su marca.
Somos artistas: generamos ideas estratégicas para la efectiva identificación y diferenciación de su marca".

Y ellos se anuncian como:
"No hemos conformado como una red de profesionales que trabaja para ir más alla de solo satisfacer sus necesidades de diseño...
Nuestra misón es la de generar caminos gráficos que le den personalidad a su comunicación y contundencia a su marca".

Es practicamente igual.

jueves, 20 de mayo de 2010

Calor

El calor reptaba sobre su cuerpo, cercaba cada poro. La saliva comenzó escurrir entre sus fauces, los ladridos cada vez mas fuertes, mas violentos. Harto. Acalorado. Lo miró por última vez. Se abalanzó rabioso contra él.

Gerardo Esparza

jueves, 13 de mayo de 2010

Escribir

"No existe eso que llaman bloqueo de escritor. Si no escribes: o no tienes nada que decir, o no es el momento de decirlo, o eres demasiado perezoso para ponerte a trabajar. En cualquier caso no hay por qué angustiarse, el mundo seguirá girando a pesar de tu silencio. Hacer literatura no es un deber. A nadie le urge un escritor. Si uno entiende eso puede tomarse el tiempo necesario para escribir, sin contentarse con la autoconfesión o la escritura automática, formas de la calistenia. Porque el verbo más importante del oficio es rumiar; la literatura se gesta rumiando. Hay que dejar que a uno se le pudran las historias en la cabeza, que fermenten hasta despedir ese olor que indica que ya están listas para ser puestas en palabras."
Yuri Herrera

lunes, 10 de mayo de 2010

Adán (en reconstrucción)

Al salir de la biblioteca le pesaba la carga de sabiduría de la humanidad.
En él habitaron hombres de cavernas que no conocieron palabra alguna, comunicantes de sonidos guturales. Hombres de pinturas rupestres y alimento por sobrevivencia.
Se agolparon sobre él hombres ilustrados, hombres que hablaron en cartas y llamadas trasatlánticas, hombres estudiosos, de obesidad mórbida y colesterol alto.
Lo invadieron milenios de evolución.
Abandonó, al salir de umbral del frío recinto de ideas enmarcadas en papel, abandonó también palafitos y noches de luz de luna y sueño a la intemperie, para dormir en alturas insospechadas protegido por baldosas de mármol y sabanas de algodón.
Fue entonces, siempre, naturaleza.
Deforestó selvas, construyó nidos de cemento, edificó bosques de acero y hormigón, se bebió ríos enteros, se mutilo y se ensucio con miasmas producidas por él mismo.
Se apropio pues, de siglos de sofisticación. De conocimiento milenario.
Avanza entonces sobre la acera solitaria.
Percibe, al salir, un aroma transtemporal, enigmático, rancio, a frutas que ya no existen, a higos y uvas eternas, olor salvaje, por el que ha sido desterrado, herido en mil afrentas, por el que ha capitulado una y otra vez hasta la muerte. Perfume arcano que lo hace escribir otra vez. Ese mismo olor que lo perdió una vez y siempre.
Camina enfebrecido tras su estela de humo frutal, frugal, vaginal. Va dejando a sus espaldas siglos de evolución y milenios de vejaciones que le han inflingido (que ha inflingido).
Piedra a piedra se derrumban los argumentos evolutivos, el progreso permanente, el avance del hombre, el reinado de la ciencia y la razón, de la superioridad del hombre que piensa.
La ve.
Lo inunda el recuerdo de miles de años, luz que ciega y muestra el camino.
En sus ojos destella el principio de la humanidad.
La reconoce. Un rito permanece intacto, eterno. Él vuelve a las cavernas.
Adán y Eva vuelven a encontrarse otra vez, en otra piel, con otro nombre.

Gerardo Esparza

Soles Negros

Texto (inconcluso) por Ana y Gerardo

Al mirar tus ojos, al perderme en tu sonrisa, descubrí tus malditos frutos negros con olor a fin del mundo. Absurdos frutos de luz, sobre raíces de esperanzas muertas, corroídas; sostén de árboles muertos, de pie, llenos de tu fruta maldita, hueca, ausente, nacida de la promesa, promesa conjugada en el engaño regada por nubes negras llenas de agua pestilente.

Eres árbol que de a poco me habita, me inunda y se apodera de mis extremidades, hoja a hoja soy árbol muerto, habitado por fruta rancia, extraño paisaje de naturaleza muerta en humanidad difunta, y, sin embargo, del centro de la muerte, toda concentrada en mi interior, una luz parpadea y sale por mi boca, destellando en mis pupilas, calcinando mis palabras... de la muerte viene un palpitar y la vida brilla como condena

Mi corazón, antes fruto de sol, hoy se inunda de negros silenciosos, de cadencias apagadas, de muerte, siempre de muerte. No renace la luz en mi, no hay brillo mío... es resplandor moribundo, de eclipses frutales y frutos venidos de soles apagados.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Boogie el aceitoso




Sabía demasiado.

-¿Boogie, qué siente cuando mata a un hombre?
-Si uso silenciador no siento nada.

Las mujeres sirven solo para estar en dos lugares: en la cama o en la cocina. Y si se ubica la cama en la cocina mejor.